“Nadie que enciende una luz la cubre con una vasija, ni la pone debajo de la cama, sino que la pone en un candelero para que los que entran vean la luz. Porque nada hay oculto, que no haya de ser manifestado; ni escondido, que no haya de ser conocido, y de salir a luz. “ Lucas 8:16-17. Ilustrar es iluminar. Como diría el diccionario: “dar luz al entendimiento”. El oficio de ilustrador va más allá del dibujo, la decoración o el adorno de textos. La ilustración bien entendida, comunica. Contiene un mensaje en su obra. El desafío de la ilustración es hacer de lo oscuro un lugar iluminado y transitable. Tiene su lámpara en alto para que se pueda ver con claridad. La ilustración puede ser sofisticada, pero nunca perderá su espíritu sencillo, auténtico y dispuesto a ser abierta y compresible, lejos del hermetismo. No se da el lujo de ser abstracta al punto de la incomprensión. La ilustración no piensa en sí misma o en otros artistas, piensa en sus receptores y