Como ya mencionáramos, la ilustración es parte de un engranaje. Imaginemos a La ilustración como alguien que hace un viaje en un tren, tren al que llamamos “cadena ilustrativa”. Este tren se detendrá en diferentes estaciones y en cada estación la ilustración tendrá que bajar, será modificada y llegará a su destino diferente de cómo salió. Una de las estaciones en las que se detendrá será “EL CLIENTE”. Entenderemos como “cliente” a aquel que realiza el encargo de un trabajo de ilustración. El cliente podrá ser una empresa o un particular. El cliente cumple un rol muy importante en la cadena ilustrativa por obvias razones: 1 – Del cliente depende que el trabajo se realice: El cliente hace el encargo y paga por él. Más allá de las implicaciones artísticas del ilustrador, el cliente puede desestimar el encargo y no realizarlo. Claro, deberá pagar por lo realizado hasta ese momento, pero no nos meteremos ahora en esas cuestiones. Más bien la idea es ve